Una de las cosas más importantes al conocer un nuevo país es, sin duda, conocer su gastronomía.
Disfrutamos de un menú maltés compuesto de los siguientes platos típicos:
Entrantes fríos: bigilla bil-felfel (pasta tradicional hecha con judías, ajo, aceite, vinagre y chilli) rikotta y krustini kappunata (trocitos de berenjena cocinados con cebolla, alcaparras, aceitunas y tomates)
Entrantes calientes: sabrosos buñuelos de calabaza, tomillo, perejil y comino con salsa de queso de oveja y queso de oveja fresco frito con pimienta.
Plato principal: atún y panceta de cerdo rellenos de salchicha maltesa, ciruelas pasas y tomillo.
Postre: empanada de dátiles rociada con miel.
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