Creo que viajar es maravilloso. Abre mentes, conoces lugares muy distintos, lenguas, comidas, personas... y en esta ocasión, una escuela diferente.
Sabía dónde iba. Una escuela llamada Zoltan Kodaly me podía imaginar qué tipo de enseñanza impartiría. La expectativa era alta y la experiencia de haber estado allí fue simplemente maravillosa. El nivel de conocimiento musical de todos los estudiantes, tanto de primaria como de secundaria, era increíble.
Me sorprendió comprobar cómo colocaban sus voces para cantar, cómo reconocían auditivamente acordes, notas y con que facilidad se expresaban en clases de movimiento y drama. También me impactó los recursos materiales con los que contaban. Era ver contenidos propios de conservatorios de música en una escuela pública de primaria. Ver esto me resultó verdaderamente emocionante
He regresado con las pilas súper cargadas, con muchas ganas e ilusión de poner en práctica algunas cosillas de esta metodología Kodaly en las clases de música e intentar llevarlas a cabo en tan solo una sesión semanal. ¡Reto complicado pero posible!.
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